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Una musaraña azul es el decepcionante regalo que Diego recibe por su cumpleaños. ¿Para qué quiere él ese bichejo azul, diminuto y feo?, se pregunta. A lo que Güika, la musaraña azul, le responde: Eres un ignorante, todos los niños quieren tener una musaraña azul como amiga invisible. ¡Vaya compañero que me ha tocado en suerte! Y es que, la musaraña, además de hablar, ¡es invisible cuando a ella le apetece! ¿Para qué la quiero si tan siquiera puedo enseñársela a mis amigos?, se queja Diego. Él pidió a Charo, la amiga ciega de su abuela Nana, un balón de los que usan los futbolistas de verdad y no esa porquería de regalo. Charo lo anima diciéndole que quién sabe… Si los chavales de la pandilla espabilan, es posible que consigan ver a la musaraña y también al resto de los habitantes del Campo de las Amapolas. Solo tienen que abrir los ojos del corazón y prepararse para vivir grandes aventuras, incluso, viajar al infinito. Claro que Charo es muy exagerada, eso piensa Diego, pero… Con el tiempo, Diego y Güika se convertirán en grandes amigos, pero antes de que esto ocurra, pasarán por situaciones comprometidas, de riesgo y de mucho misterio, porque la musaraña, además de hacerse la interesante no dejándose ver, es entrometida y mandona. Te invitamos, amigo lector, a que abras los ojos del corazón y, si lo consigues, acompañarás a Güika, Diego y su pandilla a participar en las apasionantes aventuras que estas páginas guardan para ti.
